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La historia de la villa de Alhama de Murcia, prescindiendo de hallazgos primitivos, bien pudiera arrancar de la época romana, cuando las gentes venidas del Imperio Romano levantaron una Torre vigía para que desde La Muela, se controlase el paso por el Valle del Guadalentín o Sangonera.
Los árabes aprovecharon los restos de ese torreón y sus cimientos para levantar una fortaleza impresionante, al punto que dominaba desde su altura todo lo que sucedía a muchos kilómetros de su emplazamiento.
A partir del siglo XII se empieza a hacer mención al Castillo de Alhama y a las fuentes termales de su término.
No cabe duda que la fortaleza, reforzada y rodeada de un fuerte cinturón amurallado, impuso respeto a quienes acudían a ella. La situación de la Torre, en la parte más escarpada del sureste de La Muela, facilitó que el pueblo surgiera bajo tan tranquilizadora defensa, hasta que la expansión natural de sus habitantes en períodos de paz, les hizo instalarse en las tierras más fértiles del llano.
En el pacto de Alcaraz fue entregada pacíficamente a los castellanos y Alfonso X el Sabio otorgó la Villa (castillo, aljama y términos) al caballero Rodrigo de Villamayor, aunque se reservó el Señorío para la Corona.
El 19 de noviembre de 1304, los aragoneses, que habían ocupado la plaza por sus diferencias con los castellanos, hicieron entrega de la misma al maestre Juan Osórez, mientras se hacía cargo de Alhama, el Infante don Alfonso de la Cerda, según acuerdo concertado entre Castilla y Aragón por la sentencia arbitral de Torrellas.
Al encontrarse en tan estratégica posición, próxima a la frontera con Al Andalus y controlando el paso del valle, los monarcas castellanos impusieron alcabalas para mantener las fortificaciones en buen estado y conseguir la repoblación de la comarca con colonos catalanes y castellanos. Aún a pesar de estos esfuerzos, la población continuó siendo mayoritariamente mudéjar.
A partir de 1370, Alhama vió aparecer a una poderosa familia, la de los Fajardo, muy vinculados a la Orden de Santiago y cuya impronta marcará el sentir de la villa durante muchos años.
Alonso Yáñez Fajardo consiguió que en 1387, el rey Juan I le hiciera entrega de la villa de Alhama con su castillo para recompensar sus servicios en la guerra contra Portugal y en la frontera con Granada. Sus primeras medidas fueron encaminadas a reforzar las defensas de torre y murallas para garantizar su inexpugnabilidad. Desde Alhama, los Fajardo y sus descendientes, fueron ocupando territorios vecinos, en pugna con sus señores naturales e incluso contra la propia Corona. La unión de esta poderosa estirpe con la de los Chacón, a través del matrimonio de Luisa Fajardo con Juan Chacón, amplió el poder y los territorios del señorío y hasta que finaliza la época medieval, los alhameños tienen que sufrir las veleidades de sus señores y las numerosas y onerosas exacciones que estos les imponen para mantener sus fuerzas y poderío.
Desde finales del siglo XV, los residentes eran cristianos, aunque en el valle quedaban algunos labradores mudéjares.
Desde comienzos del siglo XVI, Alhama buscó la forma de quitarse la jurisdicción y dependencia de la familia Fajardo. La acumulación de cargos y el mantenimiento de los conflictos armados, junto a la aparición de epidemias, hicieron mella en la población, que elevaron un memorial a la Real Chancillería de Granada reclamando su condición de villa libre cuyos derechos y privilegios habían sido arbitrariamente anulados por los Fajardo. El nombre de un vecino, Pascual Rubio, aparece en la historia de la villa, como el primero que se querelló en demanda de Justicia, respaldándolo el Concejo y vecindario en pleno. El litigio contra don Luis Fajardo, marqués de los Vélez, duró medio siglo (1548-1592), resolviéndose finalmente favorable a los demandantes y libres de trece de las dieciséis prestaciones que reclamaban. (1)
Pedro Álvarez de Toledo, décimo tercer marqués de los Vélez, fue el último señor con jurisdicción sobre Alhama.
Durante la guerra de Sucesión, en pleno siglo XVII, los alhameños estuvieron al lado de los Borbones, y a comienzos de siglo XVIII acudieron a la defensa de Cartagena, amenazada por ingleses y holandeses.
Durante la Guerra de la Independencia, fueron también importantes las aportaciones de dinero y de hombres de la villa de Alhama, teniendo lugar dentro de su territorio diversos actos heroicos.
Como curiosidad, diremos que en el año 1840 el término contaba con 700 casas y 4.500 habitantes. El despegue de la población se inició en ese mismo período, aunque la emigración posterior a Orán y Cataluña frenaron su expansión. El tendido de la línea férrea Murcia – Granada y la construcción de la carretera nacional con Andalucía cambiaron definitivamente el panorama alhameño. (1)
En la actualidad los más de 18.000 habitantes de Alhama de Murcia centran sus actividades en la agricultura y la industria.
En la Agricultura se presta especial atención al viñedo en su modalidad de uva de mesa, que es conocida mundialmente por su calidad y sabor.
También los cultivos de agrios, naranjas, limones y pomelo en los últimos años, junto con almendros, frutales, olivar y pimiento, cereales, melonares, forrajes, etc. ocupan el aprovechamiento de las tierras de secano y regadío.
La ganadería, porcina, ovino y caprino, ha alcanzado un importante incremento, sobre todo la primera de ellas, teniendo como derivación de esa actividad, la instalación y desarrollo de una industria de alimentación importantísima, que cuenta en Alhama de Murcia con centros de producción de alcance nacional e internacional. No hay que olvidar que Industrias Cárnicas Fuertes, El Pozo, tiene en la población sus factorías, en la que son sacrificados diariamente más de mil ejemplares de cerdos, como también hay que señalar la importancia de la industria del calzado, cerámica, vigas y bovedillas, confección, metalúrgicas, farmaceúticas, hortofrutícola, secaderos, etc. consiguiendo que el Parque Industrial “Las Salinas” y alrededores, sean de los más completos, en cuanto a instalaciones y servicios y generosos en cuanto a diversidad de actividades y productividad. Su ubicación junto a la autovía del Mediterráneo, facilita enormemente el transporte de mercancías.
Por otra parte tenemos los recursos turísticos de la población, con Sierra Espuña, Parque Natural de Interés Nacional desde 1978, como bandera de sus posibilidades.
Sierra Espuña es sin lugar a dudas el gran pulmón verde de la Región de Murcia, con cumbres que llegan a los 1.585 metros y repoblada con grandes pinadas. Sierra Espuña es también uno de los lugares elegidos por los deportistas para practicar cualquier actividad al aire libre.
Además de Sierra Espuña, en Alhama de Murcia se encuentran también la Sierra de la Muela, con una cima que alcanza una altura de 631 metros, convirtiéndose así en el lugar ideal para practicar parapente; la Sierra de Carrascoy, en el valle del Guadalentín, etc., es otro punto importante en cuanto a espacios verdes del municipio.
En Alhama de Murcia es posible visitar las antiguas termas romanas y baños árabes, así como disfrutar de sus aguas termales. Pasear por sus calles y ver su Castillo o sus iglesias, sus casas señoriales y disfrutar de su gastronomía o conocer y participar en sus fiestas, dos de ellas (Semana Santa y Los Mayos), declaradas de Interés Turístico Regional, son siempre puntos muy atractivos de esta importante población.
(1) Para conocer este litigio, es aconsejable consultar: “Control señorial o poder municipal: historia de un conflicto en Alhama de Murcia, 1548 – 1592. (“Real Executoria y concordia, original, confirmada por su.....), del que son autores Juan Andreo y Lucía Provencio, editado en 1993 por el Excmo. Ayto. de Alhama de Murcia